Víctor Manuel Rocha fue embajador de Estados Unidos en Cuba y tuvo las posiciones más altas en la diplomacia, pero prefirió traicionar al país que le extendió la mano para servir a una dictadura comunista que oprime a su pueblo.
Especial para The Miami Line News
A los 73 años, el embajador Víctor Manuel Rocha seguramente esperaba disfrutar del resto de su vida de manera honorable, en su gran casa en Key Biscayne al lado de su esposa Karla y su familia. La realidad pinta, sin embargo, una imagen abyecta del diplomático, detenido por el FBI acusado de espiar para Cuba y falsear información para obtener el pasaporte de Estados Unidos.
El viernes 1 de diciembre, Rocha fue detenido y acusado por el fiscal federal de espiar para un gobierno extranjero, conspirar para dañar a Estados Unidos y usar pasaporte estadounidense obtenido con falso testimonio.
Nacido en Colombia el 23 de octubre de 1950 y luego de vivir en Nueva York, Rocha adquirió la ciudadanía de Estados Unidos en 1978 y en la actualidad reside en Miami.
Luego que el FBI recibió información que Rocha trabaja para la Dirección General de Inteligencia de Cuba (DGI), envió una agente encubierto que contactó al acusado, le hizo creer que pertenecía también a los infiltrados por la isla y le sacó información que fue grabada en audio y video.
Según propia confesión a lo largo de tres entrevistas en Brickell, en la iglesia presbiteriana, Rocha dijo que empezó a trabajar para Cuba alrededor de 1981 hasta ahora.
De manera secreta apoyó el regimen de Cuba y trabajó como agente encubierto para la inteligencia de dicho país contra Estados Unidos durante 40 años. Varios expertos diplomáticos afirman que se trata de la penetración más dañina de Cuba en EE. UU. en más de 60 años de revolución.
El acusado estudió artes liberales en algunas de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos como Yale, Harvard y Georgetown. En 1981 ingresó al servicio dipomático de Estados Unidos donde alcanzó los más altos niveles.
Rocha tuvo acceso a información clasificada y a través de sus altas posiciones influyó en las decisiones internacionales de Estados Unidos, especialmente sobre Cuba.
Una de sus tareas como espía fue viajar fuera de Estados Unidos para reunirse con agentes cubanos. Para despistar a las autoridades dio información falsa a las autoridades de Estados Unidos.
Fue embajador en Bolivia, tuvo las más altas posiciones en las embajadas de EEUU en Argentina, República Dominicana y la sección de intereses en La Habana y trabajó para el Comando Sur y con el Consejo de Seguridad Nacional.
Cuando se retiró de la carrera diplomática continuó con una lucrativa actividad privada como consejero de importantes empresas que tenían vínculos con Latinoamérica.
Para desviar la atención se construyó una imagen de conservador y la audacia llegó a su límite cuando empezó a apoyar a Donald Trump.
La realidad era que su verdadero sentimiento es un odio a Estados Unidos, al que considera su “enemigo”. Esto está grabado en sus propias palabras por el agente encubierto de Estados Unidos que le sacó estas declaraciones. Rocha es un castrista confeso y un traidor del país que le abrió las puertas y le dio la oportunidad de ser un ciudadano digno y destacado.
Rocha traicionó todo esto. Prefirió ayudar a mantener a un gobierno despota como el de Cuba y a sostener a una dictadura que durante más de seis décadas ha provocado la miseria y el dolor de muchas generaciones y de todo un pueblo.
Millones de cubanos abandonaron la isla porque allá la vida es miserable. Rocha cobró un sueldo de Estados Unidos, tuvo una posición de altísima jerarquía, recibió salarios de seis cifras y una jubilación que le permite vivir con dignidad y tranquilidad junto con su esposa Karla y su familia. Pese a ello defraudó al país que le extendió la mano para servir a la dictadura.
“Desde que la DGI me pidió que llevara una vida normal, me he creado una leyenda de hombre de derecha”, explicó Rocha a Miguel, el nombre del agente encubierto del FBI. “Y entraba a C… con pasaporte de la República Dominicana”.
Rocha confesó también que su prioridad número uno en estos más de 40 años como espía era evitar alguna acción de Estados Unidos que pusiera en peligro la vida de los líderes de Cuba o la revolución cubana en si misma.
Cuando el agente estadounidense lo entrevistaba, Rocha se refirió a Fidel Castro como “compañero”. Antes de noviembre del 2022, el FBI recibió información que Rocha es agente encubierto del DGI. Y a partir de ahí empezó la cacería que terminó en desenmascararlo y en su captura.