- En una reunión virtual de emergencia, los comisionados del condado de Monroe hacen ajustes para frenar el contagio y mitigar los devastadores efectos económicos de la pandemia en esa zona que vive del turismo
Por Patricia Martínez Zelikoff
The Miami Line
El condado de Monroe viene tomando una serie de medidas para evitar el contagio del coronavirus y salvaguardar lo más que se pueda la economía de los habitantes y comerciantes de los Cayos de la Florida.
En una reunión virtual de emergencia, el jueves 21 de julio del 2020, la directiva de comisionados del condado se vio obligada a adoptar medidas de emergencia en respuesta al aumento de los casos del COVID-19.
Vía Zoom y con una participación récord de personas, los comisionados acordaron no enviar una carta a La Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de la Florida para cancelar la minitemporada de captura de langosta.
También decidieron precisar la ordenanza sobre el uso de mascarillas, hacer cambios en el plan vacional del alquiler en el condado en tiempos del COVID-19 y cerrar los parques públicos y la rampas para botes en Key Largo.
El plan de alquiler se aprobó para que se reanudara el 1 de junio, pero se hicieron variantes en el sentido que las habitaciones deben ser ocupadas con un límite de dos personas y un máximo de seis personas en todo el apartamento o casa.
También se acordó que las personas que sean sancionadas por no usar mascarillas podrán pagar una multa de $250 si no quieren ir a la Corte a disputar la sanción.
Los Cayos de Florida se habían convertido en una excepción en cuanto al embate de la pandemia, y solo se habían reportado 41 casos de marzo a mayo, según publicó en un tuit el 11 de julio pasado la corresponsal de The New York Times, Frances Robles. “Y ahora hay 41 casos de Covid-19 en Key West SOLO HOY DIA”.
La razón para el bajo nivel de contagio es que las autoridades habían ordenado cerrar la carretera que conduce a los Cayos y solo pasaban sus residentes.
Cuando el 1 de junio pasado se ordenó levantar las trancas, mucha gente que sufría la angustia del enerme incremento de contagios en la Florida buscó refugio en los Cayos.
En muchos casos, la avalancha de visitantes no respetó las medidas de seguridad, ni el uso de mascarillas, ni guardó la distancia social y con ello desató la alarma entre los locales.
“Cuando se reabrieron las islas vimos la llegada de una turba sin protección, sin mascarillas, sin guardar la distancia social”, exclamó José Marino, quien trabaja arreglando barcos en Key West. “Los residentes estamos asustados. Deben volver a cerrarlas”.
En vista del aumento de los casos, las autoridades de los Cayos ordenaron de manera obligatoria el uso de las mascarillas y la violación de esta ordenanza era sancionada con una multa de $500 y posible prisión hasta 60 días.
El mayor problema de los Cayos es que el número de médicos, hospitales y camas para cuidados intensivos es muy limitado y si la infección aumenta, el efecto puede ser devastador.
“Después de estar dos meses encerrados, se permitió abrir los negocios al público 20 horas a la semana, luego 40 y los restaurantes pasaron de atender del 20% de su capacidad al 50%”, recordó Iván Gutiérrez, quien trabaja en hoteles en los Cayos. “De inmediato los casos subieron de 40 a 200”.
El turismo aporta ingresos por $2.4 billones al año en los Cayos de la Florida y proporciona el 44% de los empleos de la zona, de acuerdo a The New York Times. El COVID-19 tiene un efecto implacable en la vida de sus habitantes en estos momentos.
“Cuando compré el tour para viajar a Key West, lo hicimos porque solo habían 190 contagiados y apenas 12 fallecidos”, afirmó el venezolano residente de Florida, Carlos Flores, quien viajó con su esposa. “Hay que aprender a comportarse en estas circunstancias”.