Por Patricia Zelikoff
Especial /TheMiamiLineNews
Joey Logano sabe cómo dar la estocada decisiva. A bordo de su Ford, el piloto de 28 años de edad conquistó la carrera final, el domingo 18 de noviembre del 2018 en el autódromo de Homestead-Miami, y se consagró campeón por primera vez de la máxima categoría en la temporada de NASCAR, la Monster Energy.
Considerado como el mejor amigo fuera de su coche y el peor enemigo en la pistas, Logano superó una encarnizada batalla contra los tres últimos campeones y destronó al hasta entonces defensor de la corona Martin Truex Jr., quien conducía un Toyota, por apenas 1.725 segundos.
“Somos campeones, no puedo creerlo”, exclamó Logano. “Todo el equipo empezando por el dueño Roger Penske y el jefe de la tripulación Todd Gordon me dieron el coche que necesitaba para triunfar. Me pusieron en la mejor posición para poder cumplir con mi trabajo. No puedo estar más orgulloso de ellos, pues hemos conquistado el campeonato”.
Más atrás llegaron Kevin Harvick, en Ford; Kyle Busch, en Toyota; y Brad Keselowsky, en Ford, en ese orden. Harvick había saboreado el triunfo total en el 2014 y Busch en el 2015.
Logano lideró 80 de las 267 vueltas al circuito, seguido por Harvick, quien fue puntero en 58.
El cubanoamericano Aric Almirola entró en el noveno lugar con su Ford y el mexicano Daniel Suárez en el 30 con su Toyota.
Almirola redondeó la mejor campaña de su vida en NASCAR al quedar en quinto lugar en los playoffs, detrás de Logano, Truex Jr., Harvick y Busch.
En el fin de semana de la velocidad escenificado en el sur de la Florida y que marcaba el cierre de campaña de NASCAR, Tyler Reddick se adueñó de la corona en la Xfinity Series, el sábado; y Brett Moffit se llevó el título en la Camping World Truck Series, el viernes.
En un alarde de audacia, días antes de la competencia, Logano se proclamó a sí mismo favorito para ganar la carrera y la corona pese a que había vencido en apenas dos pruebas en la presente campaña contra ocho cada uno de Harvick y Busch y cuatro de Truex Jr.
Durante toda la prueba final, Logano estuvo metido en la lucha. Faltando 11 vueltas para cruzar la meta superó a Truex Jr. y a partir de ahí se aferró a la punta con la ilusión de asegurar el título con el que había soñado desde que se inició en el feroz mundo de la serie máxima de NASCAR en el 2008. Puso todo el músculo, la mente y el corazón para que no se le escapara la victoria que tanto anhelaba.
“Toda mi vida trabajé para que llegara este momento, para ganar el campeonato”, exclamó un eufórico Logano. “Estuve tan cerca… Han sido 10 temporadas de luchar por esto. Al inicio de la campaña no estaba seguro que pudieramos lograrlo. Todd hizo algunos ajustes en los tramos finales y todos tuvimos una actitud de jamás darnos por vencidos”.
Fuera de las pistas, Logano es uno de los personajes más agradables del mundo de NASCAR. Un par de años atrás estuvo en la Pequeña Habana en un acto promocional de la carrera final y bailó salsa, tomó mojitos y disfrutó de un puerco preparado en caja china. Se le notaba feliz, radiante, amistoso, es decir, como un amigo para llevarlo a todas las reuniones. Pero cuando se sube al volante, mama mía, se transforma en una fiera y acumula toda la energía necesaria para combatir como si estuviera en un circo romano y sacar adelante a su equipo.