Por Óscar Ritoré
Para themiamiline
LETICIA, Colombia – Leticia es un punto poblado en la selvas del Amazonas que colinda con Perú y Brasil a 1.700 kilómetros de Lima, a casi 3.000 de Sao Pablo y a 2.000 de Bogotá.
Es una de las ciudades más importantes de la selva y una fuente de pescado que se extrae del Río Amazonas… Bueno, que se extraía porque hoy el río solo produce tristezas.
El mes de mayo es, tradicionalmente, la época de mayor creciente del río y con el, de especies gigantescas que se extraen y luego se exportan a varios países del mundo.
De este lugar es el famoso Pirarucu, un pez antidiluviano de carne fina y magra que llega a pesar 1.000 kilos por ejemplar.
Los huracanes que azotaron al caribe el año pasado, la tala incontrolada de bosques y la cantidad de basuras que se arrojan a este, también llamado El Río Mar, está pasando cuenta de cobro.
Este año no llegó el pescado y esta situación genera un impresionante problema económico y social en las poblaciones asentadas a orillas de este afluente gigante que nace en Perú y desemboca en el océano Atlántico, cruzando casi todo el continente sudamericano.
El fenómeno se repite a lo largo del río en estas olvidadas poblaciones cuya principal fuente de economía es el pescado…
”Si no hay pescado, no hay nada”, dice angustiado Luis Eduardo Mendoza, un curtido vendedor de pescado de la plaza de mercado en Leticia.
Las autoridades de estas ciudades de la selva amazónica afirman que los problemas ambientales son evidentes.
El río cada vez pierde más por la presencia de colonos y mercaderes de madera que talan millares de hectáreas de bosques en un ecosistema altamente delicado.
A esto se suma el llamado cambio climático que se percibe con mayor fuerza en el pulmón del mundo porque, como explica la autoridad ambiental de Leticia: “El Río es el termómetro de la selva y el Amazonas tiene fiebre”.